domingo, noviembre 19, 2006

MOROCCO


Pequeño diario de lo que fue el viaje que hice en enero del 2006. Incluye algunas recomendaciones. No he omitido ciertas anécdotas porque creo que, de alguna manera, ilustran lo que uno se puede encontrar en Marruecos.



Intro
Como para cualquier viaje, siempre es bueno comprarse una guía. La “Lonely Planet” es una guía que además de darte información cultural sobre el país y sobre lo que visitar, también tiene mucha información práctica como alojamiento, comida, transportes…


Alojamiento
Si lo que buscas es adentrarte en la vida más tradicional de Marruecos parece una buena idea alojarse en las medinas de las ciudades. En ellas, o cerca de ellas encontrarás alojamiento económico. Este tipo de hoteles no tienen calefacción (a tener en cuenta si viajas en invierno), a veces tampoco agua caliente, el baño puede que sea compartido y puede que no sean muy limpios. Como la oferta suele ser amplia, se pueden chequear unos cuantos hostales antes de elegir el más adecuado.


Transporte
Los trenes son confortables, pero la red de ferrocarril no es muy extensa por lo que hay muchas zonas a las que sólo se puede acceder en autobús.
La compañía de autobuses CTM funciona a nivel nacional. Los autobuses son nuevos y ofrece más garantías con el control del equipaje. También hay otras compañías que realizan las mismas rutas, aunque te darán la sensación de ser menos fiables. Cuando nosotros viajamos con otras compañías fuimos los únicos extranjeros en todo el pasaje. Viajar con otra compañía puede ser más cachondo, más auténtico, aunque quizás menos seguro. Compara los precios entre las distintas compañías e intenta que no te engañen. En todas las compañías se paga un suplemento por el equipaje. No debería ser superior a 5 dh por bulto.
Grand taxis: son viejos mercedes. Suelen hacer rutas entre pueblos con paradas concretas (como un autobús urbano). En esos casos se paga por plaza y son una opción igualmente económica. El taxista siempre intenta sacarle el máximo rendimiento posible al trayecto así que viajarás como en una lata de sardinas junto con otras 5 personas y el chofer.
Los Petit Taxis para moverse dentro de la ciudad tampoco son muy caros. Pero cuidado, que no intenten engañarte. Haz que pongan el taxímetro o si no acuerda el precio por adelantado.

Moneda

Dirham. 1 € = 10,71 Dh 10 Dh son menos de 1 €




Día 0: Porto-Tarifa




1000 Km.
En realidad, ni si quiera llegamos a Tarifa. El viaje estuvo lleno de contratiempos y además nos detuvimos en Pombal y Tavira (Algarbe). A las 12.00 de la noche ya no podía conducir más y paramos en un pueblo llamado El Cuervo (provincia de Cádiz). Dormimos en el coche 6 horas, hasta que nos despertamos del frío que hacía. Desayunamos en un bar de currelas y continuamos nuestro camino hasta Tarifa.

Día 1: Tarifa-Tánger. Noche en Tánger




Algeciras es el puerto principal, pero desde Tarifa la compañía FRN ofrece la conexión más barata (48,60 € ido/vuelta, el billete se puede dejar abierto) y más rápida (40 minutos). Suele haber 3 o más ferrys diarios, dependiendo de la temporada.
Pasar un día en Tánger puede ser una buena forma de tomar un primer contacto con el país. Si no, hay una estación de CTM en el mismo puerto. Así que puedes coger el primer bus que se dirija a otro destino que creas más interesante.
Cerca de la medina hay muchos hostales. Nos alojamos en el Hostal Madrid, que está en un edificio con forma de corrala típica madrileña. Hab. Doble con baño 120 dh. No calefacción, agua templada.
En el norte del país casi toda la gente habla más o menos algo de español, así que no hay problema para comunicarse.
Nosotros tuvimos una buena vista panorámica de la ciudad desde la terraza de un edificio que estaba justo al lado de la casa que la millonaria Bárbara Hutton tenía en la medina. El mismo hombre que nos subió a la terraza, nos abrió la verja del patio de la casa de la millonaria, ya que, por alguna extraña razón, él tenía la llave. Saqué una foto de Emi en la puerta de la casa. También nos acompañó a la parte de las murallas donde todavía se conservaban los cañones fundidos en Europa (Londres, Barcelona…) que defendieron la ciudad de los ataques por mar. Y nos llevó a un bar en el que ha estado mucha gente famosa (Rollin Stones entre otros) y que tiene unas buenas vistas a la bahía, perfecto para tomar un té. Al simpático señor se le puso la cara muy seria cuando, al despedirnos, no hicimos ademán alguno de pagarle, ya que nosotros no le habíamos pedido que hiciera de guía. Finalmente, le dimos algunos dirhams y Emi me culpó a mí de haberle seguido el rollo.
En esta ciudad moró Paul Bowles muchos años de su vida y parece que algunos todavía lo recordaban porque vi fotos suyas en alguna tienda.
En Tánger bebimos la primera y última cerveza de todo el viaje. Para ello tuvimos que ir fuera de la medina al Bar Americano.

Día 2: Tánger-Chauen. Noche en Chauen




4 horas de viaje en bus. Se pasa por Tetuán (no muy interesante) y te adentras en las montañas del Rif, que es donde está esta preciosa ciudad azul. Medina llena vida y bastante segura, no muy grande y fácil de recorrer. Recomendación, alojarse en la medina. Si te gusta la montaña tienes la posibilidad de subir a alguna cima.
La gente habla español (algunos incluso te sorprenden con palabras en euskera o en catalán).
En la plaza Outa el Hamman, que está en el centro de la medina, lugareños y turistas se sientan al sol tomando té dulce con menta en cualquiera de los cafés sobre la acera. A nosotros nos gustó especialmente uno que tenía una terraza en la tercera planta donde además de nuestro té marroquí fumamos hachís tranquilamente.
Chauen forma junto con Ketama y Fez lo que se denomina el triangulo del hachís. Es en estas montañas donde crece el kiff, que es la planta de la que se extrae el hachís. Allí también se fuman directamente las hojas y el tallo secos (lo llaman kiffi) en una especie como de pipa. Rasca un poco y yo prefiero el hachís. Si estás interesado en experimentar la recomendación es la de siempre: no te fíes del que te lo vende. Aunque esa sea la cuna del hachís, los camellos también intentarán venderte mierda adulterada. Si puedes probarlo antes de comprarlo, mucho mejor. Pregunta a algún español (que seguro que encuentras, también hay mucho euskaldun) sobre precios y si conoce a alguien de fiar. Hay mucho hippy fumeta por esta zona.

Día 3 y 4: Chauen-Fez. Dos noches en Fez



Perdimos el CTM así que optamos por coger el primer autobús de otra compañía que partiese a Fez. Un hombre me pidió dinero por los billetes y desapareció. Me puse un poco nervioso. En esto, llegó el autobús que se supone nos llevaría a nuestro destino. Era un autobús muy viejo y no puede leer el nombre de la compañía porque estaba escrito en árabe. Otro hombre nos quitó las mochilas de la espalda y las metió en el portamaletas a la vez que nos pedía 20 dh por cada maleta. Todo el mundo gritaba y yo estaba cada vez más nervioso. Volvió el primer hombre con nuestros billetes y montamos en el autobús. Empecé a pensar que habíamos pagado el doble de lo que estaba pagando el resto de gente. El autobús arrancó y el chofer conducía rápido. Un hombre estaba cruzando el camino con un animal y el autobús dio un frenazo. La gente gritó y yo pensé que lo habíamos atropellado. El autobús había parado en cuesta y parece que los frenos no funcionaban muy bien, porque el copiloto bajó rápidamente del autobús y se afanó en poner unas rocas detrás de las ruedas para que el vehículo no se fuera para atrás. Tras unos minutos de espera, el chofer aceleró y el autobús empezó a subir la cuesta lentamente mientras el motor parecía no dar más de sí.
Después de 6 horas de viaje llegamos a Fez. “Tánger no me había preparado para la experiencia de Fez, donde todo era diez veces más extraño, más grande y más deslumbrante. Tuve la impresión de haber dejado por fin el mundo atrás y casi no podía soportar la emoción” (“Memorias de un nómada” de Paul Bowles. 1972). En efecto, así es. La medina vieja es tan grande y laberíntica que lo mejor es pagar a un guía para que te lleve a los sitios, si no, puedes pasarte horas dando vueltas sin sentido. Los guías oficiales son más caros, mas puedes pagar a algún estudiante para que te enseñe la medina. Lo hará con cierto disimulo caminando delante de ti ya que no está permitido. Antes de contratarlo dile lo que te interesa ver y que no te maree llevándote a tiendas. Nosotros dimos un paseo de 3,30 horas con un joven berebere políglota que al final nos invito a un par de porros (nosotros pagamos los tes). Le dimos 70 dj y se fue bastante contento.
No perderse:
-los souks, calles en las que se concentran los distintos gremios artesanales, donde que podrás ver como trabajan.
-el souk donde se tiñen y se secan las pieles, es el más grande e impresionante de Marruecos.
-las madrassas, escuelas donde se enseña el Corán.
-los funduks, eran los hoteles tradicionales donde los viajeros (generalmente comerciantes de fuera de la ciudad) se alojaban. Muchos de ellos están ocupados, otros en estado ruinoso y alguno con más suerte a sido restaurado y convertido en museo. Nuestro guía nos llevó a uno que tenía un estanque en el que se producía un extraño efecto óptico, que la tradición achacaba a Alá.
El acceso a las mezquitas en Marruecos está vedado a los no musulmanes. Emi se ponía un pañuelo en la cabeza y pudo visitar algunas. Yo solo las veía por fuera. Excepto por cierta decoración en las entradas y los minaretes (uno por mezquita), no llamaban mucho la atención, ya que muchas estaban encajonadas en la laberíntica trama de la medina. Eran edificios de planta basilical (rectangular) mucho menos espectaculares que las mezquitas bizantinas y otomanas que uno puede encontrarse en Istambul. Cuando volvimos a la península ibérica me pareció imprescindible, para completar el viaje, detenernos en Córdoba y ver su espectacular mezquita. Está claro que Al-Andalus, en su esplendor, llegó a un desarrollo cultural y artístico mayor que el Magreb. Las enseñanzas al respecto, de mi profesor de historia de la arquitectura, Jaime de Hoz, recobraron pleno valor para mí en este viaje.
Alojamiento: mejor hospedarse en la medina vieja (si, la vieja mejor que la nueva). Nosotros nos alojamos en la medina nueva, pero hay menos cosas que ver y es más chunga por las noches. Aunque pagamos 80 dj la hab. doble. Pero qué sitio!!…mejor no recordarlo.
A partir de Fez, se hace más complicado hacerse entender ya que la gente solo habla árabe o francés. Aunque varias veces tuvimos la sospecha de que, en realidad, no nos querían entender, sobretodo los taxistas.

Día 5: Meknes, Moulay Idriss, Volubilis


1 hora de tren de Fez a Meknes. Después de haber visitado Fez, Meknes no impresiona tanto. Es más pequeña, pero tiene una bonita plaza con bastante ajetreo.
El día puede cundir mucho. Por la mañana fuimos a Moulay Idriss a media hora de Meknes. Los grand taxis hacen una ruta regular, pregunta (ahora es más difícil hacerse entender a no ser que hables francés o árabe) dónde está la parada (9 dj por persona). Se puede echar un rápido vistazo a este pequeño pueblo, muy importante dentro de la historia de Marruecos, en el que no hay ningún hostal ya que hasta hace poco estaba prohibido pernoctar a los extranjeros. A 4-5 Km. se encuentra Volubilis, que es una antigua ciudad romana. El grand taxi costará 23 dj/plaza (no es una ruta regular). Nosotros fuimos en taxi y volvimos a Moulay Idriss dando un paseo. Volvimos a Meknes y a la tarde-noche visitamos la ciudad.
De madrugada cogimos un tren que nos llevaría en 7 horas a Marrakech. El tren era más confortable que algunos de los hostales en los que habíamos estado y por una noche dormimos calentitos.

Días 6 y 7: Marrakech. Dos noches


La ciudad es de color naranja pálido. Es sin duda el destino más turístico, lo cual le resta a mi modo de ver cierto encanto. Fuera de la medina, la Ville Nouvelle parece bastante moderna. Se pueden ver muchas mujeres con ropas occidentales conduciendo sus motos. La plaza Xemaa el Fna es la más famosa de Marruecos, inmensa y llena de vida tanto de día como de noche. Contadores de historias, mujeres que te pintan con gena, vendedores de zumo de naranja… A mi lo que más me impresionó fueron los encantadores de serpientes. Pero no me acerqué mucho a ellos, en parte por miedo a la serpiente, en parte por miedo a que el encantador me agobiara pidiéndome dinero. A Emi no pareció interesarle mucho el asunto de las serpientes.
Alojamiento: a menos de 3 minutos de Xemaa el Fna se pueden encontrar muchos hostales económicos.

Día 8: Essaouira


Desde Marrakech en tres horas de viaje en autobús (50 dj con CTM) se llega a este precioso pueblo pesquero en la costa, paraíso de wind-surfistas. Hay mucha artesanía de madera.
A medianoche cogimos un autobús de “otra compañía” (90 dj) que nos llevaría a Rabat (la CTM sólo viaja a Casablanca). 9 horas de viaje en las que no dormí muy bien porque el chofer llevaba la música a un volumen considerable y además a las 4 de la madrugada hubo una discusión, por una razón que no llegué a entender, entre varios de los pasajeros. Una mujer se desmayó y el autobús tuvo que parar en medio de la carretera.

Día 9: Rabat-Asilah-Tánger-Tarifa


En Rabat sólo estuvimos el tiempo justo para cambiar dinero en el banco y coger el primer autobús (50 dj) que nos llevara a Asilah.
Asilah es un pequeño pueblo costero muy cerca de Tánger en el que algunos nombres de calles están escritos en castellano. Había un restaurante que se llamaba “Casa Manolo” y en otro sitio, el hombre que nos vendió unos sándwiches hablaba un español casi perfecto. También hablaba bien el español un joven que nos estuvo siguiendo un buen rato, que nos invitó a un porro y que se enfado mucho cuando después de fumarlo no le quise comprar el hachís que me ofrecía. Después de 9 días de viaje por Marruecos ya estábamos bastante escarmentados con este tipo de gente y lo mandamos a tomar por culo sin contemplaciones.
Asilah fue el lugar más tranquilo de todos los que visitamos (a parte de las ruinas romanas, claro). También, quizás porque era el pueblo más pequeño de todos. La medina era tranquila y estaba sorprendentemente limpia. Al contrario de lo que habíamos visto hasta entonces, la vida parece que se hacia extramuros, es decir fuera de lo que es la medina. El concurso anual de murales que se celebra en agosto en la ciudad ha llenado sus calles de grandes pinturas coloridas. Sin embargo, para mí este pueblo es un destino suprimible dentro de lo que es un viaje por Marruecos.
El grand taxi a Tánger nos costó 15 dj cada, es decir, el mismo precio que el billete de autobús. En Tánger tuvimos el tiempo justo para gastar los últimos dirhams comprando especias y algo de comida para la cena.
Cogimos el ferry de las 21.30 (el último). Llovía mucho y había marejada en el estrecho. El barco se movía mucho y si el viaje hubiera sido más largo seguro que me hubiera mareado.
Llegamos a Tarifa. No hubo ningún tipo de control anti-droga en la aduana. La idea era coger el coche y dirigirnos hacia Málaga para dormir por algún sitio en el camino. Pero estaba tan cansado para conducir que decidimos quedarnos allí mismo. El hostal era nuevo y tenía calefacción lo cual era un signo de que había vuelto al primer mundo. La factura del hostal fue la señal definitiva.







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